La palabra resiliencia, tiene su origen en el idioma latín, en el término “Resilio” que significa volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar.

De los conceptos anteriores y para apreciar mejor el contexto que se quiere abordar en este artículo, retomaré el de “resaltar” y lo ampliaré con la siguiente definición:

Resiliencia es saber afrontar la adversidad de forma constructiva. Saber adaptarse con flexibilidad y salir fortalecido del suceso traumático”, (Dra. Santos 2000).

Con lo anterior en mente, propongo un corto viaje en el tiempo para apreciar brevemente los retos que ha enfrentado la actividad de auditoría y como ha capitalizado cada evento crítico a su favor.

Inicio con la aseveración de que el cambio ha sido la constante desde tiempo atrás y de mayor frecuencia en los tiempos actuales, donde, las organizaciones han venido enfrentando crecientes exigencias regulatorias y de mercado que les han obligado a implementar acciones para mantenerse o superar la competencia.

Dichos cambios, han sido parte ineludible de la profesión de auditoría, desde que, se formalizó con la figura del Auditor de Hacienda en Inglaterra en 1314 como mecanismo de prevención ante la ocurrencia de fraudes.

Con el pasar del tiempo la actividad de auditoría se concibió como parte del área contable para asegurar que el registro cumpliera sanas prácticas.

Avanzó el reloj, y en el Reino Unido, las directrices de auditoria se establecen por los institutos (incluidos ACCA, ICAEW, ICAS y ICAI), de los cuales las empresas de auditoria y los auditores individuales eran miembros.

Sin embargo, las normas de auditoría financiera y los métodos de trabajo tuvieron que cambiar de manera significativa, después de los fracasos de auditoria que se avecinaron.

El caso de Enron representó un punto de inflexión en la forma de hacer las cosas dentro de la actividad de auditoría, debido a que la compañía tuvo éxito en ocultar pasivos fuera de los libros, de los bancos y accionistas.

Después de la quiebra y proceso de disolución de la empresa (Enron), en el año 2006, el escándalo afectó directamente a una de las cinco mayores firmas de auditoría en todo el mundo, en razón de que perdió su capacidad de auditar las empresas públicas.

Con lo anterior, surgen cambios en los marcos de sanas prácticas, utilizados por las organizaciones, como fue la publicación de COSO ERM, para enfatizar en la importancia de la valoración de riesgos, al respecto, no se omite mencionar que el Instituto de Auditores Internos Global, forma parte de la Comisión que lo liberó y actualiza.

La situación a pesar de afectar a una firma auditora, representó una oportunidad de fortalecimiento para la actividad de auditoría, donde, su rol cambió el paradigma de trabajo enfatizando en la función asesora del auditor.

Los vientos de cambio no se calmaron y una nueva arremetida se materializó en nuevas demandas regulatorias y avances tecnológicos, con el surgimiento de conceptos como gobierno corporativo, gestión Integral de riesgos, auditoría continua, ciberseguridad, aprendizaje de máquina, inteligencia artificial entre otros avances relevantes.

Nuevamente la auditoría no es pasiva, frente a estos nuevos retos sobre los cuales, las organizaciones solicitan ayuda en su manejo y alerta sobre los riesgos emergentes, surgiendo con ello un nuevo rol del auditor como asesor de confianza.

A este punto, vemos cómo la actividad de auditoría interna ha evolucionado y capitalizado las crisis para fortalecerse y aportar ante los nuevos retos que se le presentan.

Es por lo anterior que, espero coincida en la aseveración de que; “la Auditoría es resiliente” en la medida de que ha sabido capitalizar las crisis y afrontar la adversidad, en los momentos disruptivos, para proyectarse en su labor hacia un asesor de confianza estratégico.

Rol que ha sido valorado y apreciado mundialmente, por los consejos directivos de las empresas, con la correspondiente exigencia de actualización y competencia requerida para desarrollar la labor apropiadamente.

La actividad de auditoría encabezada por sus Auditores, han demostrado la capacidad para hacer frente a los retos y salir de ellos fortalecidos.

Concluyo con que hay un horizonte promisorio, retador y lleno de oportunidades, que debe motivar en el Auditor una actitud de profesional resiliente y orgulloso de su función.

“Siéntase orgulloso de ser auditor y ser parte de una auditoría resiliente”.

Como profesional resiliente, le sugiero que despliegue las siguientes cinco estrategias, que le traerán beneficios positivos en lo personal y profesional:

  1. Procure un alto nivel de competencia mediante la capacitación continua, aunque sea por medio de autoaprendizaje.
  2. Fomente la autoconfianza.
  3. Mantenga un espíritu alegre y optimista.
  4. Recupérese con rapidez de las situaciones difíciles
  5. Convierta la adversidad en oportunidad.
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